
La carta
Recuerdo que hubo veranos en Calañas en los que esperaba la llegada del cartero a eso de las 11-11:30 como algo cotidiano, quizá porque casi a diario recibía alguna carta. Con el paso de los años, la pérdida de contacto con muchos de ellos, la falta de tiempo y el establecimiento del correo electrónico, han convertido al hecho de recibir una carta, con sobre y sello que no sea publicidad o una factura del banco, en toda una novedad.
Pese a ser una rara costumbre, yo aún mantengo correspondencia con mi Corito. Bueno, donde digo mantengo quizás debería decir, ella mantiene y yo intento mantener.
Como sé que esta última vez me he columpiado más de lo normal, y faltando a mis buenos propósitos de no volver a tardar tanto, confieso que he vuelto a caer.
Pese a ser una rara costumbre, yo aún mantengo correspondencia con mi Corito. Bueno, donde digo mantengo quizás debería decir, ella mantiene y yo intento mantener.
Como sé que esta última vez me he columpiado más de lo normal, y faltando a mis buenos propósitos de no volver a tardar tanto, confieso que he vuelto a caer.
Corito, lo siento. En breve la tendrás por Huelva.