murciélagos en la ventana

Esta página supone un cambio de etapa y quiere reflejar el antes y el después de esos maravillosos años. Me gustaría hablar de un gran tesoro, mis amigos, y esta es una forma original de inmortalizarlos.

19 agosto 2008



Mi Camino de Santiago
La idea de hacer el Camino de Santiago surgió hace siete años a modo de promesa entre mi amiga Sandra y yo. La cuestión es que ninguna de las dos es especialmente religiosa ni devota del apóstol pero pensamos que estaría bien celebrar así nuestro final de carrera. La demora en llevarlo a cabo ha sido sin duda por mi parte y por una serie de asignaturas que se me fueron atragantando pero esa ya es otra historia. Al final no solo hemos acabado sino que también le ha dado tiempo a Sandra a aprobar sus oposiciones.

En febrero de este año fijamos la fecha de comienzo. Una cosa es tardar en hacer el camino y otra muy distinta hacerlo de un día para otro. Tarde, sí, pero organizadas.

Resumiendo brevemente empezamos en Pedrafita do Cebreiro un miércoles 23 de julio a las 4:30 de la tarde cuando nos dejó allí el autobús. Con la “fresca” subimos hasta O Cebreiro para empezar al día siguiente nuestro periplo peregrino.
Han sido 150 kms, 7 etapas, unas agujetas en la cadera de la mochila, algunas ampollas, un dolor en la rodilla y, pese a todo esto, una muy buena experiencia.

En nuestro caso solamente recorrimos Lugo y La Coruña (o A Coruña). Lo cierto es que ves sitios espectaculares, amaneceres en prados, a bosques en niebla, a vacas cruzándose en nuestro camino, mucho verde, ríos con agua… Una que es de Almería y estas pequeñas cosas no dejan de impresionarme.







Son muchos los kilómetros que caminas sola o en silencio, cada una lleva su ritmo y tiene un aguante y unas condiciones determinadas (mi rodilla me jugó una mala pasada y no quise ni pude sacar más de ella).
Se dice que el peregrino se encuentra a sí mismo en el camino, que es un buen momento para conocerse a sí mismo. Yo no lo definiría así. A mí me ha servido para darme cuenta de que cuando las fuerzas se acaban aún queda algo en la recámara y se puede aguantar más.

Pero sin duda alguna lo mejor del camino ha sido los compañeros peregrinos, esos nuevos amigos que como nosotras tuvieron su propia motivación para emprender el camino y con los cuales he tenido la suerte de coincidir.

Por orden cronológico y si no me falla la memoria hablaré de ellos.

Sandra, a ella la conocí unos quince años antes del inicio del camino. Lo empezamos escuchando hablar a nuestra amiga Rosibel y lo hemos acabado cuando el coche escoba nos trajo ropa limpia. Misión cumplida Sandrita.



El primer día, estando en el Alto de San Roque haciendo fotos apareció Cristina de Burgos. Es inmediato darse cuenta de lo buena persona que es, me recordaba mucho a mi amiga Rosae. Ella hacía el camino sola a su ritmo pero a veces coincidíamos. El día que llegábamos a Palas de Rei y que fue cuando mi rodilla “se rompió” ella estuvo dándome ese apoyo que necesitaba. Muchas gracias.

Después de subir el Alto do Poio paramos a desayunar y vimos por primera vez a los chicos del carajillo energético. Eran dos profesores del instituto Claudio Prieto de Palencia que se reunen todos los años un grupo de antiguos peregrinos para hacer algunas etapas y reencontrarse donde se conocieron años atrás. Sólo coincidimos tres etapas pero puedo decir que eran encantadores.

En el albergue de Triacastela compartimos cuarto con los hermanos sevillanos, Rocío y con Nacho, alias el “Cadete”, Junco o el “Catedrático del Camino”. Él ha sido sin duda el más gracioso de todos cuantos he conocido y ella la más andarina y dispuesta a recorrer cada sitio cuantas veces hicieran falta aunque quedó claro que su comida preferida no era el bocadillo en pan gallego.

Con sus amigos Antonio y Javi también coincidimos hasta Palas de Rei. Había algo entre ellos, todos los días discutían sobre la duración de las etapas, de la cual todos éramos conscientes.


En Triacastela también coincidimos con Jose de Madrid. Hicimos con él una etapa y la verdad que fue una suerte escuchas a alguien contar cosas tan interesantes. Para quitarse el sombrero su espíritu de superación cuando acababa las etapas sin prácticamente poder andar. Fue una pena que no coincidiésemos en Santiago.

Como peregrino que se precie vimos el Km 100 y allí que nos paramos a hacer fotos. Para muestra un botón.
Fue justamente allí donde vimos por primera vez a los cuñados de Aranjuez, Edu y Julio. En ese momento no podía adivinar que llegaría con ellos a la catedral de Santiago, compañeros doloridos de pies y rodillas. Qué largo se nos hizo ese último tramo, ¿verdad?
Su venda fue una ayuda, sin duda alguna. Muchas gracias.

En Portomarín Sandra y yo conocimos a Carmen y a Roser, las de Figueras. Una ducha congelada dio pie a entablar conversación con ellas. Se veía que no tienen dificultades en conectar con la gente.

En Palas de Rei se nos acercó Ana de Alicante pero residente en Barcelona y nos preguntó si podía sentarse con nosotros. Pues claro. Una persona muy segura de sí misma y con las cosas muy claras. Uno de sus mayores logros del camino fue llegar antes que Junco a Santiago el último día…¡y eso que no venía preparada! Ya piensa en hacerlo desde Roncesvalles.



A muy grandes rasgos esto es un boceto de lo que fueron esos días. El paso del tiempo logra mitigar los dolores que padecí esos días y que el recuerdo de esos buenos momentos ganen peso.

Para mí hacer este camino era un reto, una promesa con una amiga. Nunca me imaginé que conocería personas tan dispares y tan “buena gente”. No creo que esté magnificando en nada a nadie, es más, me quedo muy corta.

Muchas gracias a todos por dejaros conocer y espero tener noticias vuestras. Sois la mejor compostela que pude traerme de vuelta.



Etiquetas:

Contador
Visitas