

Ingrid, la Jingri
Pues aquí estoy, al fin. Mi intención no era tardar tanto en subir una nueva entrega pero, las circunstancias de la vida y una serie de acontecimientos encadenados, junto con un poco de perritis otras, han ocasionado mi tardanza.
En esta ocasión le toca a ella, a Ingrid, la Jingri.
Nos conocimos hace mucho tiempo, cuando éramos unas criaturitas inocentes y regordetas a nuestros diez añitos. A mi padre lo trasladaron y pasamos un primer verano en Calañas. Ahí nos conocimos pero no hubo tiempo para mucho más. Al verano siguiente volvimos y nos quedamos.
En Calañas pasé esos maravillosos años, unos años "difíciles" por una parte pero "apasionantes" por otra. La vida a los quince años tiene una gran presión: la del día a día de un adolescente. Y siempre estuvimos juntas. Creo que nos hicimos amigas nada más llegar. En la boda de Tere estuvimos hablando y caimos en la cuenta que nunca nos habíamos peleado, ¡nunca! y por entonces ya estábamos más cerca de los 30 que de los 25.
¿Qué puedo decir de ella? Supongo que es de ese tipo de personas que debes tener en tu vida. Nosotras vivimos separadas desde el 96 y, a pesar de la distancia, nunca he dejado de tenerla como amiga. Sí es cierto que ha habido épocas que el contacto ha sido menor, de hecho no tenemos una asiduidad a la hora de llamarnos o vernos, pero siempre volvemos. Cuando nos reencontramos es como si el tiempo se hubiese congelado, volvemos a ser las dos muchachas que se paseaban moto arriba-moto abajo por esas calles de Calañas. Y siempre hemos confiado ciegamente la una en la otra: cualquier cosa de la que se pueda hablar o cualquier secreto que se lleve guardado dentro nos lo podemos contar porque es una válvula de escape sobre-segura.
Son muchas las batallitas que podría contar sobre ella. Algunas no se pueden contar, otras las borrará el tiempo, otras sólo las entenderían aquellos que las hemos vivido...historias que te hacen volver al pasado y te hacen esbozar una sonrisa como los intercambios de sonrisas, el primer beso, los primeros novietes. Otras historias fueron en cambio un poco menos agradables.
Aunque solíamos ser un grupo relativamente numeroso, dentro teníamos nuestro propio subgrupo: las fantásticas... ignoradas. Así que no puedo hablar de Ingrid sin mencionar también a Tere y a Mari Tere, ¡qué pena que no se acabara del todo bien!. A ellas también les llegará su artículo.
No podría hablar de Ingrid sin mencionar a mis suegros, Fina y Tomás (no tengo palabras para describirles), al primer hombre que me pidió que me casara con él (la de veces que se habrá arrepentido José Tomás de habérmelo pedido aunque él ni se acuerda de aquellas palabras) y a la hermana pequeña que nunca tuve. Es como mí segunda casa.
Hay una estrofa de una canción de Mecano, Cuerpo y Corazón, que siempre que la escucho me recuerda a Ingrid, aunque creo que a ella nunca se lo he mencionado:
De las amigas y el pasado
Guardo el recuerdo en la canción
Las fotos del bachillerato
Y los buenos ratos…
El resto de la canción no tiene nada que ver pero este trozo sí.
Ingrid, forever…
En esta ocasión le toca a ella, a Ingrid, la Jingri.
Nos conocimos hace mucho tiempo, cuando éramos unas criaturitas inocentes y regordetas a nuestros diez añitos. A mi padre lo trasladaron y pasamos un primer verano en Calañas. Ahí nos conocimos pero no hubo tiempo para mucho más. Al verano siguiente volvimos y nos quedamos.
En Calañas pasé esos maravillosos años, unos años "difíciles" por una parte pero "apasionantes" por otra. La vida a los quince años tiene una gran presión: la del día a día de un adolescente. Y siempre estuvimos juntas. Creo que nos hicimos amigas nada más llegar. En la boda de Tere estuvimos hablando y caimos en la cuenta que nunca nos habíamos peleado, ¡nunca! y por entonces ya estábamos más cerca de los 30 que de los 25.
¿Qué puedo decir de ella? Supongo que es de ese tipo de personas que debes tener en tu vida. Nosotras vivimos separadas desde el 96 y, a pesar de la distancia, nunca he dejado de tenerla como amiga. Sí es cierto que ha habido épocas que el contacto ha sido menor, de hecho no tenemos una asiduidad a la hora de llamarnos o vernos, pero siempre volvemos. Cuando nos reencontramos es como si el tiempo se hubiese congelado, volvemos a ser las dos muchachas que se paseaban moto arriba-moto abajo por esas calles de Calañas. Y siempre hemos confiado ciegamente la una en la otra: cualquier cosa de la que se pueda hablar o cualquier secreto que se lleve guardado dentro nos lo podemos contar porque es una válvula de escape sobre-segura.
Son muchas las batallitas que podría contar sobre ella. Algunas no se pueden contar, otras las borrará el tiempo, otras sólo las entenderían aquellos que las hemos vivido...historias que te hacen volver al pasado y te hacen esbozar una sonrisa como los intercambios de sonrisas, el primer beso, los primeros novietes. Otras historias fueron en cambio un poco menos agradables.
Aunque solíamos ser un grupo relativamente numeroso, dentro teníamos nuestro propio subgrupo: las fantásticas... ignoradas. Así que no puedo hablar de Ingrid sin mencionar también a Tere y a Mari Tere, ¡qué pena que no se acabara del todo bien!. A ellas también les llegará su artículo.
No podría hablar de Ingrid sin mencionar a mis suegros, Fina y Tomás (no tengo palabras para describirles), al primer hombre que me pidió que me casara con él (la de veces que se habrá arrepentido José Tomás de habérmelo pedido aunque él ni se acuerda de aquellas palabras) y a la hermana pequeña que nunca tuve. Es como mí segunda casa.
Hay una estrofa de una canción de Mecano, Cuerpo y Corazón, que siempre que la escucho me recuerda a Ingrid, aunque creo que a ella nunca se lo he mencionado:
De las amigas y el pasado
Guardo el recuerdo en la canción
Las fotos del bachillerato
Y los buenos ratos…
El resto de la canción no tiene nada que ver pero este trozo sí.
Ingrid, forever…
2 Comments:
un largo viaje...
Antonio Gala, tiene una excelente frase: El amor es una amistad con momentos eróticos.
<< Home